El Dueño de las Sombras

Me apetece dejar una parte de uno de mis libros favoritos:



Conozco no pocos seres humanos a quienes les gusta sentir la tibieza del sol sobre la piel, que disfrutan con una melodía bien acompasada o con el sabor de un buen plato condimentado.
A mí me gusta sentir el pánico de aquellas criaturas a las que acoso. Lo experimento como ellos disfrutan de los sentidos. Me produce un cosquilleo agradable, único. Sobre todo cuando es muy intenso. Recuerdo como si hubiera sido ayer el de aquel padre al que estuvo a punto de arrebatarle a su hijo de seis años. Y lo habría conseguido si ese pesado de Custodio no le hubiera salvado en el último momento.

Están por todas partes esos espíritus celestiales sin apenas graduación, son molestos como tábanos. Se ponen grandilocuentes, se dan aires...Son unos presumidos insufribles. No los soporto.

He frito a más de uno en otra etapa de mi vida, cuando tenía menos rango. Pero desde que me ascendieron ya no malgasto el tiempo en aplastar moscardones celestes.
Ahora yo, sólo yo disfrutaré de nuevo cobrándome otra jovencita de la familia Albás.

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